Los neoleoneses ganaron la charreada guadalupana con 328 puntos
Peregrinó la familia charra con fervor guadalupano al Tepeyac
Entretenida jornada sabatina en el Hipódromo de las Américas
El Selectivo de Nuevo León se llevó la victoria en la edición 2019 del Trofeo Guadalupano, ganando el compromiso de este domingo en la Ciudad de México con 328 puntos, ante los 243 buenos que le dieron la segunda posición a Morelos, al tiempo que el representativo de los Estados Unidos de América firmaron 190 unidades para concluir en tercer lugar.
Magnífica resultó la competencia que tiene como sede el lienzo charro Rancho Grande de La Villa, conocido nacionalmente como la Catedral de la Charrería, y donde los escuadrones participantes dieron muestra de muy buen nivel deportivo y disputaron deportivamente cada punto que les acercara para obtener la famosa efigie del charros postrado a los pies de la Morenita del Tepeyac, símbolo físico de la devoción guadalupana del grueso de la charrería mexicana.
Encabezaron la ceremonia de bienvenida el licenciado Víctor Manuel López Vázquez, miembro de la Comisión Jurídica de la Federación Mexicana de Charrería, en representación de su presidente, el ingeniero Leonardo Martín Dávila Salinas; el doctor Juan Luis Gómez Jardón, de esta misma cartera, y el secretario de Prensa y Difusión, ingeniero Abraham García Contreras.
Finas atenciones extendieron a los visitantes los miembros de la Agrupación de Charros Regionales de La Villa, anfitriones de lujo liderados por su presidente, Ricardo Mancilla Perez, con apoyo del presidente de la Unión de Asociaciones de Charros de la Ciudad de México, el ingeniero Fernando Pascual Islas.
Es importante resaltar la asistencia de presidentes de uniones de charros de diversas entidades federativas, quienes se dieron cita en la famosa Catedral de la Charrería tanto para atestiguar como para participar en el Trofeo Guadalupano.
Así, los PUAs de Nuevo León, José Ernesto Garza González, y de Morelos, Alberto Sámano Martínez, comandaron a sus respectivos escuadrones, y en el caso particular de Estados Unidos de América, fue el coordinador nacional de dicha nación, Adolfo Mora Ortiz, quien encabezó su representativo, estando presentes los PUAs de Illinois, José Llamas Machado; de Arizona, José Alfredo Ruelas Andrade, y de Kansas, Alejandro Delgado Castillo.
Al finalizar la competencia, todos los participantes fueron agasajados por la agrupación sede en el casino del lienzo charro, compartiendo los sagrados alimentos en franca hermandad, uno de los grandes pilares del deporte mexicano, extendiéndose además muestras de hospitalidad de los anfitriones y de gratitud de parte de los visitantes, cerrando de esta forma una página más en la historia del Trofeo Guadalupano.
Cabe destacar que, de conformidad con los PUAs estadounidenses presentes, se resolvió sortear entre ellos quien debería conservar la estatuilla del Trofeo Guadalupano correspondiente al tercer lugar, y la suerte recayó en Kansas, cuyo presidente de Unión, Alejandro Delgadillo, recibió la efigie de manos del coordinador nacional Adolfo Mora.
Peregrinación al Tepeyac
Por la mañana del domingo se realizó la tradicional peregrinación por parte del contingente charro desde la Glorieta de Peralvillo hasta el Atrio de las Américas, al pie del cerro del Tepeyac.
En este recorrido participaron miembros de los selectivos competidores en esta edición del Guadalupano, trofeo instituido en el periodo de Luis Gómez González, presidente de la entonces Federación de Charros, al ser proclamada la santísima Virgen de Guadalupe como Reina y Capitana de la Charrería.
La columna de charros peregrinos fue liderada por los estandartes que portaron, a caballo, los caballeros Eloy Salazar, con el representativo de la máxima casa rectora del deporte nacional, y Domingo Vélez, con el guión que proclama a la Virgen de Guadalupe como Reina y Capitana de la Charrería, testigo en tela de la religiosidad de la familia charra para con Santa María.
Concluida esta peregrinación, que transcurrió con gran fervor religioso los cuatro kilómetros que separan la glorieta de Peralvillo del centro neurálgico religioso de América Latina, se ofició la Santa Misa en el Templo Expiatorio de Cristo Rey, la antigua Basílica de Guadalupe.
En este oficio religioso se bendijeron a los asistentes, así como el Trofeo Guadalupano y sus réplicas para segundo y tercer lugar, otorgándoles un aura santificada al testimoniar la devoción de la familia charra para con la milagrosa manifestación mariana que apareció en tierras mexicanas hace casi 500 años.
Competencia Guadalupana
Simón García abrió la cuenta de la Selección de Nuevo León con cala de caballo calificada con 34 puntos, Juan Soltero quemó dos piales en el lienzo de 20 tantos cada uno, más 78 siendo 28 de Jorge Martínez y 25 tanto de Basilio Zárate como de Gustavo López.
Luis Fragoso ganó 19 en la monta de toro, Manuel Arellano se encargó del lazo cabecero de 29 y el pial de José Luis Gurrola recibió 30 puntos, finalizando su actuación en cuatro minutos.
Excepcional la jineteada de yegua de Brayan Rodríguez, consumando 23 puntos; nada en manganas a pie, Manuel Arellano recuperó terreno con las dos a caballo que acertó de 27 y 24, y 21 del paso de la muerte de Rodríguez para lograr la victoria con 328 puntos.
La Selección de Morelos comenzó su actuación con la cala de caballo que presentó José Zaragoza de 24 puntos, Enrique Gómez acertó un pial de 20 en su último tiro, si bien colearon de 56, siendo el mejor José Zaragoza con 33 unidades.
Alcanzando la centena de puntos, Rodrigo Ávila aumentó la renta con el jineteo de toro de 17 tantos, dejando al estafeta a los terneadores, quienes completaron su labor en primera oportunidad, siendo el cabecero de 24 de Rubén Rivas y 23 del pial en el ruedo de José Guadalupe Sámano.
Ávila también montó a la yegua para 10 unidades, una mangana a pie de Zámano de 22, dos más a caballo de Rivas de 25 y 21 con tres adicionales del tiempo ahorrado, aunque no completaron el paso de la muerte, finalizaron los morelenses con 243 puntos para quedarse con la segunda posición.
El selectivo de los Estados Unidos de América completó 190 unidades, siendo 15 de la cala de José Ruelas, nada en piales y colearon de 53, 25 de ellos por cuenta de Víctor Castellanos, 19 de Ricardo Casillas y el resto de Francisco Luna.
Sin fortuna en la monta del toro, Gerardo Zárate acertó el lazo cabecero de 23 y completó la terna Víctor Castellanos con 11 tantos del pial del viento en su segunda oportunidad y con el tiempo encima.
Jorge Loredo ejecutó muy buena jineteada de yegua para 19 tantos, una mangana a pie de Alejandro Delgado de 23, Víctor Castellanos acertó un par de manganas a caballo de 20 y 23 con dos bonificados, sin poder completar el paso de la muerte.
Las acciones deportivas fueron juzgadas por los magistrados Domingo Velez, Antonio Morales y Enrique Rojas, mientras que la locución recayó en las voces de Juan de Dios Álvarez Ramos y de Sergio Emmanuel Ortiz Sánchez.
Premio Federación Mexicana de Charrería
El sábado, el afamado Óvalo de Sotelo, corazón hípico del país, vistió sus mejores galas para recibir a los miembros del único deporte nacional mexicano en la tradicional jornada dedicada casi por completo a las populares actividades ecuestres.
De nueva cuenta resultaron exitosas las actividades que conformaron el Premio Federación Mexicana de Charrería, en la decimonovena edición de este evento cuya sede fue el Hipódromo de las Américas en la capital de la República.
La participación del contingente charro comenzó con el desfile de la escolta y los contingentes conformados por damas y caballeros miembros de las asociaciones de charros de entidades aledañas a la capital.
Entre las actividades que tuvieron lugar, en cinco bloques, destacaron las calas de caballos y las carreras parejeras, tanto varoniles como femeniles. Los caballeros valerosamente mostraron su destreza en las populares carreras del Gallo Enterrado y de Machetes, mientras que las damas ejecutaron con precisión la competencia de carrera de barriles.
Se realizó también la exhibición de rutina de las escaramuzas charra, en las riendas de Real de Cuautitlán Izcalli y de las pequeñas de escaramuza infantil en caballitos de palo Korimi, quienes ganaron el cariño de todos los asistentes con su inocencia y maestría al realizar las evoluciones de su rutina.
Hubo también exhibición de floreo a a pie y a caballo, y fuera de la pista se realizó el concurso de atuendos charros, redondeando de esta manera una sesión festiva en el hipódromo capitalino.
Se realizaron diez carreras de caballos oficiales según el programa del Hipódromo de las Américas, dos de ellas estelares y donde la Federación Mexicana de Charrería entregó premios: en la sexta, Premio “Año de la Escaramuza Charra”, conmemorando el trigésimo aniversario en que las escaramuzas comenzaron a ser calificadas de forma oficial, ganó L. M. Jiménez montando al caballo “Azeroth”; y en la séptima, el Premio Federación Mexicana de Charrería, lo ganaron el ejemplar estadounidense Keisuke montado por M. A. Rodríguez.
Los reconocimientos fueron entregados por el ingeniero Abraham García Contreras, secretario de Prensa y Difusión de FMCH; el doctor Juan Luis Gómez Jardón, miembro de la Comisión Jurídica del mismo organismo; el PUA capitalino, ingeniero Fernando Pascual Islas; su homólogo mexiquense, ingeniero Juan Antonio Alemán López; el PUA de Nuevo León, José Garza González, y otras ilustres personalidades de la charrería que asistieron al Óvalo de Sotelo.